Ya todos nos hemos enterado que todo fue una broma macabra. O una obra de teatro bien puesta.
Que Reyes Tamez Guerra en realidad siempre fue empleado de la maestra Elba Esther Gordillo. Diputado federal electo por Nueva Alianza, se alista a ser el coordinador de su bancada en San Lázaro y probablemente, el Presidente de la Comisión de Educación en la Cámara de Diputados.
Y durante seis años creímos que asistíamos a lo que el candidato Fox anunciaba en el año 2000 como una Revolución Educativa. No faltamos ingenuos quienes asociamos al grandote y bigotón de San Francisco del Rincón, durante su campaña, con el barbudo en la clandestinidad de la Sierra Maestra en el año 1958 -que también cargaba junto a su fusil, con esa palabra acuñada, como hoy la conocemos, en la Francia de 1789-.
Pero no, ni un ápice de la legislación que abarca la educación se modificó durante esos 6 años. Tampoco el mecanismo para distribuir el famoso fondo FAEB (Fondo de Aportaciones para la Educación Básica) que desde la Federación se otorga a los estados para gastos de operación de la cuestión educativa, que dicho sea de paso, es de lo más opaco y en la práctica, depende más del cabildeo de los representantes de los estados en la Cámara de Diputados que del oficio de planeación de la SEP.
Tampoco se puede decir que vayamos para atrás. Creo que en lo que todos coinciden es que en educación vamos conforme al ritmo promedio en que avanza la educación en el mundo. Lo cual, es una forma de estancamiento, sí; pero el punto es que no avanzamos como tal. En general, todos los demás países -desde los medianamente civilizados hasta los más desarrollados- son más eficientes en su gasto educativo que México.
Bueno, a lo que iba es que nos hubieran ahorrado 6 años de suspenso en que esperábamos al final los grandilocuentes resultados de esa revoluación educativa. Habernos dicho que todo era actuado. Y OK, no hay problema. El mundo no se va a acabar por eso. Ya entonces cobramos consciencia de la situación: que el sistema educativo está en manos de una analfabeta funcional.
Ahora, actuaremos en correspondencia a ello: pugnar por la autonomía de las escuelas, exigir en serio la evaluación docente, poner en juicio la obligatoriedad de los libros de texto así como de los grados a cursar en educación básica, proponer calendarios escolares alternativos, etc.
Y esto lo digo, por la famosa guerra contra el crimen organizado. Que estoy seguro ha sido otra escena teatral muy bien montada desde el poder. Todos sabemos que con balas y policías queriendo pescar ladrones no se va a acabar el problema del consumo de las drogas ni la violencia.
Todos sabemos que quienes egresan de los famosos Centros de Readaptación Social no sólo no se readaptan a la sociedad sino que reinciden en lastimarla.
Todos sabemos que mientras en nuestra escala de valores un futbolista valga más que un doctor en ciencias es más factible que se aprecie más la sangre sobre la ciencia y el progreso.
Ya!, por favor, cierren este telón. Ahórrenos los tres años venideros y ya díganos que todo fue una broma, un lapsus comicus negrae. Que es otro experimento teatral para probar qué tan humorísticos seguíamos.
Ofrezcan acciones de gobierno de verdad; permitan la inversión, pongan a trabajar a los reclusos, a los ingenieros que andan de taxistas (sí, me dirijo al gobierno que sigue siendo el patrón de los recursos del subsuelo; que contrate a esos ingenieros y técnicos para desarrollar proyectos productivos en las paraestatales), prueben con bajar el ISR y vean si en verdad dejan de captar tanto como creen (pues seguro aumenta el consumo, y por ende lo captado por el IVA). Oxigenen esta economía y den el buen ejemplo -de austeridad-.
En fin, ya todos sabemos que eso es la mejor medicina para sanear nuestra economía y mandar a los que operan en la clandestinidad muy lejos.
Pero por favor, ya terminen esta obra histriónica que está costando demasiadas vidas. Ésta, a la que han llamado "Lucha contra el crimen organizado". Porque, ¿no creerán que creemos que están hablando en serio, verdad?
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