Se cansaron de ser número 2 del mercado cervecero nacional, prácticamente desde la muerte de quien hiciera de ella, la otrora Cervecería Cuauhtémoc, la cervecera líder en México, de Don Eugenio Garza Sada.
No pudieron, ni con la compra de las marcas de la cervecería Moctezuma, rebasar las ventas del Grupo Modelo. Hoy, cansados de ser número 2, se venden al “mejor” postor. Y digo eso de “mejor” porque la operación no fue bien recibida por los mercados bursátiles, que consideraron que Femsa vendió “barata” la Cervecería Cuauhtémoc-Moctezuma a Heineken.
Los títulos del conglomerado mexicano cerraron con una caída de 13% en su valor, tras la noticia de la venta.Lo que yo percibo es que México parece indiferente al ver cómo se esfuman los íconos que le dan la poca identidad que ha forjado en estos 200 años. No se conduele de ver a quien lo ha acompañado en sus pequeñas alegrías cotidianas, así como penas, durante décadas con su música, Ramón Ayala, primero en la oscuridad de las rejas; después, en la del exilio.
Ahora, no veo a nadie del PRD –curiosamente- llorar por la pérdida de soberanía nacional ante la inminente pérdida del control total de una compañía exportadora nacional, que lo ha sido por más de 100 años. Y que ha dado de comer a miles de familias mexicanas y a otras tantas más, derivado de las industrias que se crearon del vidrio, cartón, diseño gráfico y acero que detonaron alrededor del producto principal de aquélla: la cerveza.
Si es cierto que a los perredistas les importa tanto la soberanía nacional, y a Carlos Navarrete escuchar y cantar a José Alfredo, esto va para ti, mi Carlitos: vámonos, te invito a San Miguel de Allende, y cantemos en todas sus cantinas por este amanecer triste, lluvioso, indiferente y frío. Va por mi cuenta. También pongo el mariachi, y arráncate con “La Que Se Fue”.
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