lunes, 19 de octubre de 2009

PREFIERO LOS TABIQUES A LOS FORMATOS

Sin mucho que hablar de los temas políticos de moda, porque la verdad ya me tienen cansado, sólo puedo escribirles de lo que da vueltas en mi cabeza desde hace ya algunos meses y esto es mi trabajo.

Construir no es algo sencillo y no me refiero al “cuartito” que suele construir el mexicano sobre las “varillas de la esperanza” que dejan sobre la sala, sino a construcciones como un centro comercial, que punto y aparte son de esas obras que generan empleos y activan la economía a nivel municipal y estatal.

Coordinar primero a los proyectistas, especialistas y calculistas no es sencillo y mucho menos coordinar la construcción de la estructura, la albañilería, las instalaciones hidráulicas, sanitarias, de aire acondicionado, contra incendio, etc.

Pero al final y después de mucho sufrimiento, como por arte de magia siempre se acaban las obras y de pronto está en pie y funcionando un centro comercial o un gran edificio de oficinas.

Se requiere de especialistas para poder llevar a cabo todo esto, gente con estudios, experiencia y un estómago blindado contra todo tipo de gastritis y colitis. Pero existe una parte oculta, para la cual no hay especialistas, no hay doctorados ni maestrías, probablemente algo de experiencia si, pero nada escrito y mucho menos documentado: los trámites.

Los trámites son todavía más difíciles que la construcción en si, para una obra de este tamaño, nuestras autoridades piden hasta el acta de defunción de tu hijo que no ha nacido y tu credencial de los go-karts de Reino Aventura que sacaste en 1984.

La burocracia excede toda lógica, una burocracia que fue establecida en tiempos en los que los registros se hacían a mano y se tenían que buscar en archivos gigantes que ocupaban todo un edificio en el centro. Esa burocracia continúa siendo la misma, se piden 20 copias impresas de todos los planos del proyecto (que para una obra de este tamaño suelen ser aproximadamente mil), los tiempos de respuesta son los mismos que cuando “Don Carmelo” tenía que buscar un plano en la bodega y eso le tomaba un mes.

No entiendo por qué no te piden los planos en formato digital y se consultan los registros en la base de datos que, por cierto, ya existe y uno la consulta en internet en cuestión de minutos, claro, esta consulta no tiene valor alguno porque no ha sido sellada por algún burócrata con corbata café, que por cierto le toma más de una semana darte el sello.

La burocracia puede detener cualquier proyecto de inversión en este país y dejar sin empleos a muchos más trabajadores que todos los empleados de la Compañía de Luz y Fuerza, sin embargo, las inversiones no pueden detenerse y la burocracia no genera más que corrupción, “hay que aceitar la maquinaria” decían mis viejos amigos priistas.

Si las autoridades no pusieran tantas trabas para poder construir, abrir un negocio o incluso si facilitaran el sistema de recaudación de impuestos, me pregunto cuáles serían las cifras duras de esta crisis en nuestro país y cuáles serían las estadísticas referentes a la corrupción. ¿No cree usted querido lector que para combatir la gran mayoría de los problemas actuales el gobierno, en cualquiera de sus niveles, tendría que empezar por replantear muchas cosas?.

En casa del herrero, asadón de palo. ¿O qué no?...

2 comentarios:

Pedro dijo...

Sí, el enfoque que le das es muy oportuno, Isaac.

Como diría Fox, llegó la hora de erradicar la pérdida de horas-hombre en este país.

Me gustaría que un despacho serio hiciera un estudio al respecto: cuánto dinero se pierde al día en México por tramitología innecesaria y por el tráfico injustificado (hay chambas que se pueden hacer por mucha gente desde su cantón).

Saludos.

Isaac dijo...

Tal vez no seré un depacho serio, pero prometo publicar una entrada con cifras serias que nos puedan dar un panorama... me voy a poner a investigar, total, el laboratorio de experimentación lo tengo a la mano.