martes, 9 de febrero de 2010

EXTRAPOLANDO AL 2012

Es vocación ingenieril. Prevenir qué resultados se obtendrán en otro tiempo, a otra temperatura, a otra presión, dada una ecuación ya enunciada.

Pensando en los personajes posibles a suceder a nuestro Presidente en el 2012, se me antoja una constante, una ecuación ya definida, que los Presidentes que hemos tenido desde Luis Echeverría Álvarez fueron antes de serlo, funcionarios, todos ellos burócratas de la Administración Pública Federal (exceptuando a Vicente Fox), si bien de primer nivel, todos ellos de bajo perfil.
El mismo Luis Echeverría era conocido por servil y lacayo como Secretario de Gobernación (su predecesor, desde ese mismo despacho, se caracterizó por elocuente, capaz, recio, con dotes de orador, y cabal suplente del Presidente López Mateos en sus momentos de migraña). ¿Alguien se acuerda de un Miguel de la Madrid como Secretario de Hacienda?, ¿qué papel fungió en la famosa expropiación bancaria?, ¿o del mismo Ernesto Zedillo, siempre a la sombra de Luis Donaldo Colosio?

No estoy diciendo que Zedillo no fuera capaz o pieza clave en los enroques de poder que tejió Carlos Salinas de Gortari. Recordemos que Zedillo se sacrifica como Secretario de Programación y Presupuesto (teniendo un idóneo perfil para ello), al desaparecer esta dependencia para fusionarse con la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología (SEDUE) y formar la Supersecretaría en aquel momento, la SEDESOL, que comandaría Colosio. Ni tampoco olvidemos que fue Zedillo el encargado de ejecutar, como Secretario de Educación Pública, el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica (ANMEB), verdadero parteaguas en la consolidación del actual sistema educativo nacional, por el cual se transfiere el gasto operativo de la educación nacional a los estados y se crean las Secretarías de Educación Estatales, en 1992. Dicho Acuerdo fue un macro consenso avalado por los gobernadores de todos los estados, el Presidente, el Secretario de Gobernación, el Secretario de Educación y la dirigencia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
Bueno, pero nadie recuerda eso de Zedillo antes de ser Presidente.

Lo mismo podríamos decir de Salinas, Fox y Felipe Calderón. El segundo, aunque estridente como no reconocido vencedor en las elecciones de gobernador de Guanajuato de 1991, y como gobernador ya en 1995, no fue sino hasta una vez candidato por la presidencia una figura preponderante en la escena pública nacional. Muy distinto al caso del Maquío, Manuel J. Clouthier, que mucho antes de ser candidato en 1988 era ya un líder de opinión pública e ideólogo de la clase empresarial mexicana.

La pregunta es: ¿será así para 2012?
¿Será que quien resulte vencedor de las elecciones sea el que menos figuraba como servidor público previamente?
Sólo que ahora sufrimos una crisis financiera sin precedentes, estamos pagando un alto precio –en sangre- por nuestra paz social (también sin precedentes), los recursos naturales (la carestía de ellos) pasaron a ocupar un lugar primordial en el delineamiento de las políticas públicas y el Ejército está en las calles.
Puede que esta vez esa “constante” ya no aplique. Y que la gente busque con ahínco sentirse al amparo de un caudillo. No olvidemos que Hitler fue así como ascendió al poder: aprovechando el desencanto y descontento de un pueblo por una derrota (1ª. Guerra Mundial) que juzgó inmerecida.

La segunda pregunta es: ¿y esa crisis financiera, la violencia en las calles, y la baja disposición de recursos naturales nos cayeron de repente, como plaga?

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