martes, 9 de marzo de 2010

DE LA DESIDIA EN TIEMPOS DE CÓLERA (O PARA HONRAR A LAS MUJERES)

Parece que Felipe Calderón quiere llevar la fiesta en paz con el PRD.

Señales de ello, son el desconocimiento de un gobierno y sistema judicial, el de Honduras, que puso un alto a un presidente que amenazaba a la paz social de su país con medidas de tinte de lucha de clases, así como el tomarse la foto, muy sonriente, en la pasada Cumbre de la Unidad, con personajes vulgares como Raúl Castro y Evo Morales, que paulatinamente han ido coartando las libertades de expresión y de asociación en sus países.

Es de todos conocido el arresto simultáneo de 100 disidentes cubanos el pasado día 25 de febrero y la también reciente censura a los medios para cubrir las exequias del disidente cubano Orlando Zapata, muerto a causa de su huelga de hambre contra el régimen.

Con este tipo de liderazgos -y el de Hugo Chávez-, al menos mediáticamente, y con el azul del Mar Caribe de fondo, dice buscar la “unidad” nuestro Presidente. Si esto hace un panista, ya podemos imaginar qué hubiera hecho el presidente “legítimo” que estuvo becado en Cuba durante su juventud.

Démosle el beneficio de la duda a nuestro Presidente, hasta aquí, pensando que, a imitación de Juan Pablo II, quiere estar abierto al diálogo con gente, que parece que no fue a la escuela y cuya dialéctica sólo es la del garrote y la ametralladora. Todos somos redimibles, después de todo.

Lo que de verdad no parece de buena voluntad, a la luz de la enorme cantidad de vidas que ha cobrado la lucha contra el narco que se libra en nuestro país, es que en estos tres años de gobierno sólo haya visitado una vez –una sola vez- Washington, la capital del país que es el mayor mercado de drogas en el mundo.

Y no solamente es el mayor mercado de drogas en el mundo. Es un país cuyo sistema judicial, no parece ir en la dirección de acotarle el camino ni al consumo ni al tráfico de drogas; al menos a la mariguana, que es la que representa el mayor volumen. Tan sólo en California, hay más expendios establecidos de mariguana que escuelas públicas.

¿Porqué no se toma un minutito nuestro presidente, invita a su homólogo estadounidense a Huatulco; que se despachen con gusto si quieren en hospedaje, alimentos y bebidas (con gusto acepto ser contribuyente para ello), y que el afroamericano de una vez por todas nos ahorre ya el suspenso y diga si su Congreso de verdad enfrentará el consumo de drogas o no, y en consecuencia nos emparejemos con ellos?

¿Qué caso tiene tanto esfuerzo en combatir aquí al narco si en esta guerra estamos solos? Además, no estamos como para derrochar recursos si, según datos de la misma PGR, se liberan a la postre 75 de cada 100 arraigados en esta lucha.

Repito, con relación a la mayor potencia mundial, que es nuestra vecina, ¿porqué, legalmente, judicialmente, tenemos que estar tan discordes en el tema del combate al narcotráfico?, ¿qué no tenemos un Tratado de Libre Comercio con ellos, no nos decimos sus “socios comerciales” –y ellos a nosotros “amigos”- y sostenemos los mismos principios de igualdad, fraternidad y libertad? ¿Qué no el nombre de Benito Juárez está escrito en letras de oro en el Capitolio de Washington? ¿Qué no ellos son el mayor mercado de nuestros productos y nosotros el mayor mercado de los suyos?

Si allá, hasta se incentiva el consumo de mariguana, ¿porqué acá adoptamos una postura radicalmente contraria que lo único que provoca son fuerzas de mercado asociadas a fuerzas del crimen, con magnitudes tales que nos arrancan día con día cientos de vidas?

A no ser que nuestro presidente sea racista, no encuentro otra razón por la que no haya querido sentarse a dialogar con Barack Obama más que dos veces en estos tres años (una en Washington y una aquí en el Museo de Antropología e Historia), que la de una perversidad omisa por tratar un tema que, en su lógica a él le abona adeptos, pero a todos nos abona viudas y madres que súbitamente dejan de serlo.

(Por cierto, ésa sería la mejor forma de honrar a nuestras mujeres: perpetuar, con inteligencia y trabajo -en vez de violencia-, su condición de madres y esposas.)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo del narco es un negocio del viejo priísmo convertido ahora en un ejército de ocupación que ya extendió sus redes hasta los partidos y gobiernos. De manera que ellos ponen y quitan (descuartizándolos) autoridades en empresas o edificios municipales. El verdadero problema es el consumo de drogas. Aumenta el consumo. Aumenta el poder económico de los proveedores. Es un problema moral, con raíces familiares y sociales; desde niños se sienten abandonados o despreciados, ¿a dónde se escapan? En una sociedad sin Dios, y peor, ante un gobierno de ateos corrompidos, laicos se autoproclaman, ¿Cuál es la salvación?...La droga y todas sus implicaciones sensuales: alcohol, libertinaje sexual, autodestrucción...El problema está en el consumo. Yo lo veo como un enorme desafío moral y social, de coherencia moral y de autoridad. ¿Cómo limpiar las policías? ¿Cómo hacer transparente el ejercicio político gubernamental? Caterva de asesinos, aborteros, maricones y ejecutores de la eutanasia. Mejor ya no seguimos. Bien por Pedro Andrés, pero quisiera que nos ilustrara sobre el infierno castrocomunista y su nueva víctima, el periodista Fariñas, ex-combatente de Angola y fiel soldado del general Arnaldo Ochoa, traicionado y fusilado por Fidel Castro en l988...
Hasta la próxima.
Chicuelo.

Anónimo dijo...

Anònimo ya no se sabe como reaccionar ante tanta violencia, ya ve estos pobres muchahos del tec de monterrey que poca, y asi como ellos cuantos mas que ni siquiera nos enteramos, pero eso esi ya estamos acabando con ello ajaaa , que no se hagan pendejos con quien quieren ponerse el moño mas grande con el paìs vecino si siempre hemos sido sus peleles a quien quieren marear, ahora que no se hagan con eso de legalizar la droga y si asì fuera ustedes creen ganriamos mas, pues claro que no al contrario ese pinche presidente cree que todos somos ignorantes pobre guey, en fin, bueno pues hasta la pròxima.