En la actualidad, la comunicación forma parte del sistema nacional de cualquier nación, por ello, sin duda alguna, su funcionamiento, su capacidad, y su integración impactarán positiva o negativamente al equilibrio y a las relaciones de los países.
En consecuencia, los gobiernos actúan directamente en aldeas, pueblos o colonias, en los que tienen gran influencia en la cultura, la educación, la salud y, por supuesto, en las comunicaciones.
Así pues, éstos determinan las políticas públicas y pueden utilizar la comunicación para desarrollar a los más desfavorecidos. Debido, en gran parte, a que “las comunicaciones ostentan una relación peculiarmente orgánica con la sociedad. No es algo separado del resto de la sociedad: se trata realmente de una sociedad comunicadora” (Schramm).
Múltiples son los autores que, en los últimos años, han planteado que las nuevas tecnologías deben tener la función de incrementar el desarrollo de las naciones. Por ello, desde hace unos años, la televisión, el cine, la radio y la red de internet se han preocupado por crear contenidos que logren un crecimiento entre los individuos.
Múltiples son los autores que, en los últimos años, han planteado que las nuevas tecnologías deben tener la función de incrementar el desarrollo de las naciones. Por ello, desde hace unos años, la televisión, el cine, la radio y la red de internet se han preocupado por crear contenidos que logren un crecimiento entre los individuos.
Uno de los postulados que plantea Schramm es que las comunicaciones ayudan a desarrollar otros aspectos de la vida de los ciudadanos, como puede ser el político, el educativo, y hasta el social. Resumiendo su planteamiento, podríamos decir que entre mayor acceso a la información tenga un individuo, mayor será su interés por aprender, por involucrarse en la política, sosteniendo así que: “La historia típica del desarrollo de las comunicaciones en países donde éstas se hallan muy avanzadas es una cadena de interacciones en las cuales la educación, la industria, la urbanización, el ingreso nacional, la participación política, y los medios de masa han ido progresando todos juntos, estimulándose recíprocamente”.
La teoría de Schramm sobre el papel que debe cumplir las comunicaciones en cualquier sociedad, ayudaría al desarrollo de estas comunidades. Para él, las comunicaciones deben utilizarse para: contribuir al sentido nacional; como portavoz del planteamiento nacional; para transmitir los conocimientos necesarios; para expandir el mercado efectivo; y para preparar a la gente para la actividad que le toca cumplir como individuos y como nación.
Si bien comparto cada una de estas funciones, para el caso mexicano, me parece que la más importante sería la contribución al sentido de nacionalidad. Se sabe que cuando el pueblo está dividido o separado, difícilmente podrá crecer pues las disputas al interior le impedirán ver las oportunidades al exterior. En México, hace mucho (si es que alguna vez la hubo) perdimos la creencia de que trabajar en conjunto o buscar el interés del prójimo nos traerá un beneficio a todos. Esto ha llevado a que cada quien “jale para su lado” buscando su propio bienestar y restándole importancia al bienestar del otro. En contraste, en los países primermundistas de Europa e incluso en Estados Unidos, los habitantes actúan conforme a los postulados básicos de una democracia: “mis derechos llegan hasta donde llegan los del otro”, apoyados muchas veces por los propios medios de comunicación.
La teoría de Schramm sobre el papel que debe cumplir las comunicaciones en cualquier sociedad, ayudaría al desarrollo de estas comunidades. Para él, las comunicaciones deben utilizarse para: contribuir al sentido nacional; como portavoz del planteamiento nacional; para transmitir los conocimientos necesarios; para expandir el mercado efectivo; y para preparar a la gente para la actividad que le toca cumplir como individuos y como nación.
Si bien comparto cada una de estas funciones, para el caso mexicano, me parece que la más importante sería la contribución al sentido de nacionalidad. Se sabe que cuando el pueblo está dividido o separado, difícilmente podrá crecer pues las disputas al interior le impedirán ver las oportunidades al exterior. En México, hace mucho (si es que alguna vez la hubo) perdimos la creencia de que trabajar en conjunto o buscar el interés del prójimo nos traerá un beneficio a todos. Esto ha llevado a que cada quien “jale para su lado” buscando su propio bienestar y restándole importancia al bienestar del otro. En contraste, en los países primermundistas de Europa e incluso en Estados Unidos, los habitantes actúan conforme a los postulados básicos de una democracia: “mis derechos llegan hasta donde llegan los del otro”, apoyados muchas veces por los propios medios de comunicación.
Esperemos que los encargados de los medios de comunicación en este país realmente contribuyan con el desarrollo, implementando contenidos educativos y fomentando las buenas prácticas, y no sólo se dediquen a divertir y a entretener. Ya se han hecho intentos en esto, desde las caricaturas hasta los programas para adultos, como Plaza Sésamo u Odisea Burbuja, o como las cápsulas radiofónicas sobre la planificación familiar o la importancia de hervir el agua, pero se necesita un esfuerzo mayor si realmente se quiere ayudar a la educación, a la salud, y a la cultura democrática de este país.
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