Cualquiera que se eche un clavado en la poesía de Machado, del rey Nezahualcóyotl, y más contemporáneamente de Octavio Paz, Nicolás Guillén, Jaime Sabines o Pablo Neruda, encontrará con dificultad una inclusión de alguna de las conjugaciones del verbo ayudar.
No soy sociólogo o psicólogo pare explicar esto. Quizá se necesite ser poeta para comprenderlo, o tratar de estar en los zapatos del artista.
Porque la poesía es arte. Yo en lo personal, la asocio completamente con la pintura: capacidad de plasmar en papel la sensación y consciencia de la realidad o realidades –algunas de las cuales podrán ser verificables, otras no-. Yo entiendo que esa ausencia del verbo “ayudar” en la poesía probablemente se deba a que el arte es forma de expresión de uno.
En la vida se sufre solo, se goza en soledad; uno aprende solo, llora solo, experimenta solo. Me refiero a que lo que yo experimento no lo experimenta nadie más, en el sentido más estricto de la palabra. Y así de dramático el asunto, a la hora de pintar o de escribir, el artista muestra esa casi tragedia de la existencia humana: o “necesita” al otro(a) para vivir, o el haberlo(a) conocido fue la más grande –o peor- experiencia hasta ese momento vivida, o no hay belleza comparable a la de sus ojos, o al hecho de estar con él o ella.
La solidaridad -ayuda-, entonces, queda lejana. Pero me he topado con que uno de los poemas más antiguos de la historia ubica en un lugar preponderante la acción del verbo ayudar en una de las narraciones más conocidas y quizá, más importantes para los estudiosos de todas las épocas.
El libro del Génesis (Gn. 2, 20-21) menciona que la mujer fue creada para ayuda del hombre. Y ayuda en condición de igualdad. Para mí esto es un descubrimiento. Porque suelo divagar en la forma de pensar de los artistas. He creído que a la mujer se le debe admirar, observar, escuchar.
Me he quedado –limitadamente-, debido en gran medida a la enseñanza eclesial que he recibido, en que es complemento del hombre (visión que corre el riesgo de convertirse, a la postre, en bastante pragmática o funcional). Y hasta ahora vengo a percatarme que primordialmente es su ayuda -como el hombre la de ella-.
Sí. Somos débiles. Necesitamos ayuda. Somos ignorantes, requerimos el consejo, y demás cosas, que requieren ser removidas porque sobran o porque perjudican. La pareja es pues, nuestra ayuda para eso; y nosotros, la de ella. Buena noticia, sobre todo para aquéllos que luego no le ven razón o sentido a su existencia.
Una incorrecta lectura del Génesis, me había venido diciendo todos estos años que la mujer fue creada porque “no es bueno que el hombre esté solo” (Gn. 2, 18-19). Ese preciso pasaje está antes del de la creación de la mujer, cuando Dios creó a los animales. Ya veo que Dios le da más importancia a la solidaridad que a la mera compañía. Qué demostración más esperanzadora hoy en día, y en este mundo.
4 comentarios:
Es muy filosófico el análisis, sin embargo siento que el verbo ayudar no es precisamente de utilidad en la poesía, quizá por ello su ausencia.
Es hermoso lo que crees de la mujer, pero te faltó lo más importante: amar!
O no crees que a la mujer se le debe amar? en todo el más amplio sentido de a-m-a-r?
Siento que precisamente por eso comentas la experiencia que vives solamente para tí, como el hecho de estar con ella.
Y perdóname que difiera de tu opinión, pero no creo que sea ayuda a lo que se refiere la enseñanza eclesial, sino como lo dices: complemento, diferente de ayuda.
Nunca hubiese pensado en mi pareja como mi ayudante, ni me hubiera gustado saber que él piensa en mi como su ayudante.
Espero no herir tu susceptibiidad, el comentario que hago o crítica, es únicamente el pensamiento de una lectora.
Estimado anónimo:
Estamos hablando de un poema que dice que la Tierra fue creada en siete días. ... a la vez que dice que hasta el segundo día -o tercero- fue creada la luz!
Y en ese sentido, ayudar es una metáfora de dar la mano y muchas otras cosas (para mí). En pocas palabras, de amar.
Porque ayudas al que quieres, al que te simpatiza, o al que te cuesta querer. Creo que finalmente ayudas por amor.
Yo tampoco pienso en mi pareja como ayudante, sino en alguien que a veces cuando me ve muy fregado desea ayudarme, y lo desea por sobre todas sus preocupaciones en su corazón y su mente. O, que sin preocupaciones, me ayuda porque le da la gana ayudarme.
Es decir, no es que su oficio sea ayudante. Es muchas cosas, entre las cuales está la de querer ayudarme.
Pedro,
Respeto tu pensamiento, es auténtico, propio.
Pero nuevamente creo que en la intervención de tu comentario/respuesta, no separas el verdadero significado de amar.
Estoy de acuerdo con todo lo que sustentas: que una pareja se ayuda y lo hace de manera natural, por el amor que sienten mutuamente, es apoyo, colaboración, protección, etc.
Justamente como lo mencionas, "ayudar es una metáfora de dar la mano y muchas otras cosas. En pocas palabras, de amar."
Pero, yo te comenté y pregunté sobre el amor, amar, verbo, sentimiento.
La razón de mi comentario es que escribiste: "La pareja es pues, nuestra ayuda para eso; y nosotros, la de ella. Buena noticia, sobre todo para aquéllos que luego no le ven razón o sentido a su existencia."
Veo en tus reflexiones, una mezcla interesante de sentimientos: una de amor; de ese amor pasión, que nos estremece y nos enamora, nos seduce y nos prende; como dices:
“necesita al otro(a) para vivir, o el haberlo(a) conocido fue la más grande experiencia hasta ese momento vivida, o no hay belleza comparable a la de sus ojos, o al hecho de estar con él o ella"
Y otra de amor casi filial:
"sino en alguien que a veces cuando me ve muy fregado desea ayudarme, y lo desea por sobre todas sus preocupaciones en su corazón y su mente."
Percibo un profundo sentimiento artístico en tu forma de escribir y por ello me sorprendió leer lo que piensas/sientes respecto al amor, de ese que nos estremece hasta la médula.
Si yo fuera tu, lo tomaría como una invitación a escribir sobre el tema.
Estimada Regina,
Lo tomaré como una invitación a escribir sobre el amor.
Te adelanto que no soy un estudioso del tema, y me considero común y corriente en la experiencia al respecto.
El amor es pobre. Es discreto. No se vanagloría. Por eso no lo encontrarás tan visiblemente en un Libro como el Génesis. Ni en muchos escritos, ni en muchos discursos, ni en los periódicos, ni en la publicidad.
Amerita de un ejercicio de humildad para encontrarlo. De un acto de humildad. Creo yo.
Y sin embargo, de una cosa estoy seguro: el amor es nuestro origen.
En ese sentido, todo el Génesis cobra sentido desde la óptica del amor.
No podría descifrar el amor. No en este momento. No hasta ahora, por eso no me aventé a tratar de dar un significado de él.
Pero como bien dices, podría ser punto de arranque de un debate o diálogo al respecto.
Saludos.
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