El leer a Macario Schettino en sus columnas periódicas no deja de incomodarme y generar en mi mente más preguntas que respuestas cada vez que me topo con uno de sus artículos sobre educación. Lo menos que me provoca el leer sus análisis es escepticismo.
Coincido con él en su método para exponer tal o cual problemática, pero a la hora de pensar en instrumentar una estrategia que dé solución al problema –llámese calidad educativa nacional- me quedo en las mismas en que se quedan los funcionarios de cualquier nivel de la SEP y hasta el mismísimo Presidente de la República. Alianzas van y vienen, programas para la mejora profesional del profesorado, radicación de un cada vez mayor porcentaje del PIB nacional a la educación, y seguimos estando en los últimos deciles en el ranking de educación de la OCDE.
La tesis que él expone en su artículo de ayer martes, es muy interesante a mi parecer. Dice, entre otras cosas: “La universidad pública no reduce la desigualdad, la incrementa, porque quienes llegan a ella no son los más pobres, sino quienes forman parte del 20% o 30% más rico de la población. Es un subsidio de todos hacia los más ricos, aunque estar en el 30% más rico no parezca ser rico (cosa de 8 mil pesos mensuales por familia).” (El Universal. 24 de julio de 2009.)
Lo anterior, habiendo presentado un panorama pobre del estudiantado que llega a la universidad. Que llega a ella, según dice, no por mérito académico sino por simple perseverancia; al señalar que los que se quedan en el camino, se quedaron truncos por razones económicas o por no estar incentivados, mas nunca por haber reprobado.
Así, la tesis que Macario Schettino plantea es que carecemos de un sistema meritocrático en la educación. No hay verdaderos filtros entre grado y grado, nivel educativo con nivel educativo, de manera que en cuanto a conocimientos y habilidad para aplicarlos, cualquiera puede llegar a universidad, y por lo tanto, llegamos a tener como realidad una gran cantidad de profesionistas no aptos para ejercer su profesión.
La solución, él expone, no es invertir más dinero en educación superior. Es decir, no porque se destine más dinero a las universidades se generará más conocimiento. Lo que el Dr. Schettino postula es enfocarse en el cerebro de esas mentes que lo generarán o sea, los estudiantes. Y para ello, el sistema debe ir asegurando en cada uno de los niveles que anteceden al nivel educativo superior que los que van aprobando sí hayan aprendido las asignaturas y sí sepan aplicar esos conocimientos.
Interesante: ya se destina casi el 8% del PIB nacional a educación y seguimos igual. No es con billetes como vamos a solucionar este estancamiento. Resulta plausible por eso, la noticia de que la SEP y el SNTE ponen en marcha el Órgano de Evaluación Independiente con Carácter Federalista (OEIF), que tendrá la función de avalar el concurso de las plazas magisteriales.
Entonces, uno concluye que tampoco es inyectando dinero a la educación básica, que ya registra muy altos niveles de cobertura, como se solucionará el problema de la calidad educativa. Es nuevamente, asegurarnos de que esos muchachos que llegan a secundaria sí saben leer y escribir. Y que aquéllos que egresan de la misma sí saben calcular y derivar soluciones a distintos tipos de problemas, así como distinguir, identificar, las distintas eras y lugares del desarrollo la humanidad.
Las preguntas constantes son: ¿por qué el sistema educativo aparentemente no avanza?, ¿es rehén el sistema educativo de la maestra Gordillo?, ¿es ella la gran culpable del fracaso educativo mexicano?
Yo diría que no tiene la culpa el indio sino el que lo hace compadre. Es decir, con las reglas –tan opacas- en que se dirige el magisterio, siendo que es financiado con recursos públicos, mañana que ya no esté entre nosotros la maestra Gordillo llegará un líder más o menos semejante.
No creo que sea cuestión de enfrentarse al sindicato magisterial. Es cuestión de exigir a todo mundo transparencia: la misma que se le exigió al director del IMSS por la famosa lista de guarderías subrogadas; la misma que ocasionó el “toalla-gate” del sexenio pasado y otros muchos escándalos más acerca del manejo presupuestal y la forma de proceder por parte de los funcionarios de gobierno federales.
Esa transparencia que aún desconocemos para el caso de la Cámara de Diputados, gobiernos estatales y reitero, sindicatos.
Claro, nos quedamos cortos al enunciar solamente el aspecto de la transparencia.
Nos vemos la semana entrante.
3 comentarios:
Pedro, estoy de acuerdo con tu artículo, creo que el punto es que los que lleguen a la universidad estén realmente preparados y a la altura para poder entender los nuevos conocimientos. Pero creo también que esto no es un problema de las universidades públicas, sino también de las privadas, sobre todo de las nuevas que ven a la educación como un negocio. Recuerdo cuando tenías que hacer el examen para entrar a la ibero, o al tec o a cualquier otra "de nivel" y el miedo que me daba al pensar que podría ser rechazada. Ahora ya no sucede eso. Te aceptan diciéndote que tendrás que tomar miles de cursos de regularización (para obtener más dinero). A diferencia de ellas, las universidades públicas sí hacen un verdadero examen para todos aquellos que no tienen pase directo, lo que hace que sean las únicas que realmente evalúan las capacidades de los alumnos.
En fin, es un tema muy controversial, pero concuerdo que no es a través del financiamiento que, finalmente, se va a miles de salarios y burocracia, como mejoraremos la educación, sino en las habilidades que los alumnos puedan adquirir desde la primaria (como a la lectura de comprensión, la abstracción de las matemáticas, etc..).
Peter, coincido con tu opinión en la educación. Creo que para empezar debemos partir que "Ningún país puede llegar a ser mejor ni peor que las mujeres y hombres que genera su sistema educativo", esto es estar conscientes de que "la realidad de las sociedades es una convivencia humana de carne y hueso, donde las decisiones, los valores, el afecto y las pasiones a fin de cuentas determinan las coductas.Es decir lo que pasa en las instituciones y en la vida misma; así como su progreso o decadencia". El sistema educativo, además de sacudirse esos tumores sindicales, tiene que dejar atrás la premisa de propocionar al alumno "INFORMACIÓN PARA QUE ÉL DISPONGA Y PROCESE", dejar de centrarse en ENSEÑANZA y orientarte más bien hacia el APRENDIZAJE proporcionar al alumno "CONOCIMIENTO PARA QUE ÉL APRENDA".Trabajar en equipo (educadores, diseñadores de métodos y ambientes de aprendizaje, estudiantes). Mi pregunta es ¿cómo pasar de teoría a la práctica?
Eso que dices lo debe tener bien claro el secretario de educación primero. Y todo su equipo. Que sepan bien cómo lo aplicarían.
Y por parte del sindicato, igual se requiere voluntad, pero están apoltronados. No necesitan mejorar. Nadie se los requiere. Hacen plantones en Oaxaca, nunca cumplen los 200 días de clase y como quiera les pagan y les pagan cada año más. No hay incentivos por parte de ellos para prepararse mejor ni estar dispuestos a emprender esa serie de proyectos que señalas.
Pero como te digo, se va a acabar el petróleo y con él las prebendas a ese tipo de sindicatos, y muchas cosas más. El agua va a costar lo que debe costar y el metro también. Y entonces sí, vamos a tener que idear qué hacer, qué producir, qué vender como país, y a la par el gobierno deberá permitir inversión privada donde antes no lo permitía.
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