Ya lo hemos visto. Resulta que en nuestro país los días parecen los mismos. No parece haber cambios. Cambios para bien.
Y las noticias dan fe de lo mismo siempre. Como el hecho de que los beneficiarios de las guarderías subrogadas son los mismos de los fondos del Procampo. Para quienes el Estado sí es eficiente.
Pero para 70 millones de mexicanos tal parece que lo de hoy es lo mismo de ayer. En parte porque así lo esperan, en parte porque han sido robados, en parte porque así lo desean, en parte porque los privilegiados no quieren cambios.
¿Es la nuestra una mentalidad medieval, como dice el Dr. Macario Schettino?
Sí, cansa saber de los problemas recurrentes de nuestra economía, de nuestra sociedad, de nuestro sistema político.
Supongo que si alguien –a manera de doctor- le preguntara a México como país cómo se siente, ese autodiagnóstico no debiera ser muy diferente al que hizo de sí mismo Nicolás Guillén, el Poeta Nacional de Cuba, en su poema “Pasan Días”, que a continuación presento.
Olas de gordo aceite son mis días:
pasan tan lentamente que no pasan.
Los hombres a mi lado miran, pasan,
lentos también como mis lentos días.
El futuro está ahí, lleno de días,
pero es un duro charco: por él pasan
lentas sombras de sueños cuando pasan…
Nocturnos cielos cúbrenme los días.
Aprendí, me enseñaron los que pasan
que siempre pasan, pasarán los días,
aunque a veces parezca que no pasan.
Supe además que a bordo de mis días
pasaré yo también con los que pasan,
ceniza en la ceniza de los días.
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