viernes, 1 de enero de 2010

ADIÓS FMI (Ánimas que se nos haga)

No soy analista financiero, pero lo que vislumbro para este 2010 es un alza de precios interesante.

De entrada, la economía nacional opera ya bajo déficit fiscal (“Tiene país déficit fiscal de 38 mil millones de pesos.” Diario Reforma. 30 de diciembre de 2009). Ya sabemos porqué: han caído nuestras reservas –las que están al alcance de la mano- de petróleo, así como el turismo y las remesas de nuestros heroicos paisanos (“Caen 11.3% ingresos presupuestarios.” Diario Reforma. 30 de diciembre de 2009).

Ahora bien, un freno serio a ese déficit –no sé de qué tanta magnitud- me parece que es precisamente el alza, las alzas, a la gasolina que ya están siendo aplicadas.

Es un hecho que la gasolina está subsidiada en México. Y hay quienes sí la pueden comprar. Y la pueden comprar a grandes cantidades. Y desde 2008, que empezó a ser descaradamente subsidiada, ésos que sí la pueden comprar la han comprado cada vez más. El aumento en el parque vehicular mexicano y de coches medianos a grandes es más que avasallante: según el Banco Mundial, la flota de vehículos en México se ha duplicado tan sólo del año 2000 a la fecha, de 12 a 24 millones de unidades (“Daña subsidio de gasolinas al ambiente.” Diario Reforma. 31 de diciembre de 2009). No nos extrañan por eso los anuncios oficiales del GDF de las próximas extensiones del segundo piso del periférico. Y nuestro país, incapaz de producir más gasolina para menuda demanda, pues PEMEX es desangrada por Hacienda, ha tenido que importarla. De ahí nuestro déficit fiscal.

Con el aumento a la gasolina, y con los que de ése se han querido colgar algunos productores (léase, de tortilla y leche), más el favorcito de nuestros HH. legisladores de aumentar el IVA para este 2010, se viene un aumento a la inflación considerable, es un hecho.

Con lo anterior, nos estaríamos apartando de los mandatos y lineamientos del Fondo Monetario Internacional (FMI) y por lo mismo, de ser sujetos de líneas de crédito posteriores. Pero también estaríamos forzados a consumir menos gasolina. Lo cual, espero, nos lleve a importar precisamente menos gasolina, al menos. Lo ideal, económicamente hablando, sería nosotros mismos producirla (producir más). Lo ideal, ambientalmente hablando, sería consumirla menos.

Por eso yo no veo mal el aumento a la gasolina, máxime si se trata de volver los pies a la tierra, dado que ha estado subsidiada de manera brutal estos dos últimos años. Y me da confianza el creer esto. De paso, sabiendo que quienes se quejan del alza en la gasolina son casualmente quienes han optado históricamente por el engaño a la población y por la violencia en México (AMLO y secuaces, algunos sectores del PRI, algunos sectores del PRD, y también algunos sectores del PAN).

Y bueno, ya entrados en una dinámica alcista de precios, hay posibilidades de que la actividad económica se recupere en este país. Para entonces, estaremos “apestados” para ciertos organismos internacionales como el FMI. Así, sin más préstamos del exterior y ya sin petróleo que vender, estaríamos más que obligados a buscar fuentes alternas de producción y riqueza. Es decir, obligados a pensar y a trabajar. No es que trabajar no lo hiciéramos, pero sinceramente eso de pensar nomás no se nos daba.

Ese escenario, si lo atajamos con éxito, sería la mejor forma de honrar la independencia de México. Hace 200 años, de los españoles; hoy, de nuestros círculos viciosos económicos, y de algunos de los ya de por sí muchísimos acreedores que tenemos.

TENER UN GUARDADITO

Ya el estudio elaborado por la Secretaría de Hacienda y la SEMARNAT, coordinado por la Facultad de Economía de la UNAM, “La Economía del Cambio Climático en México”, advierte que de no darse un acuerdo global para reducir las emisiones de CO2, los costos para México podrían alcanzar 6 por ciento del PIB por efectos del cambio climático, desde sequías hasta mayor incidencia de huracanes.
Eso representa una cantidad de dinero equivalente a la que se destina actualmente a educación en el país, vía financiamiento público.
Más nos vale ponernos a pensar en serio cuáles van a ser nuestras fuentes de riqueza inmediatas. Porque como se ven las capacidades de consenso de nuestros HH. líderes mundiales es muy probable que ese costo del 6 por ciento del PIB para México sea una realidad más pronto que temprano.

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